sábado, 1 de septiembre de 2012

Septiembre, ¡Por fin! Tengo ganas de frio. (parte1)

Terminadas mis últimas vacaciones remuneradas, (seguramente para el próximo mes de Octubre estaré haciendo cola en las oficinas del antiguo INEM), y como muchos españoles, seguramente, estoy esperando ansioso, nervioso y con miedo que me notifiquen mi despido en los próximos meses. Todavía no es oficial pero con poco trabajo y demasiada gente para hacerlo, en mi empresa, tendría que pasar un milagro para que, este invierno, nos quedemos todos contentos y felices. Como muchos compañeros, no se lo que voy a hacer con mi hipoteca, con mi piso, con mi familia, con mis plantas, con mi perro y con mis periquitos. El perro y los periquitos tienen fácil solución aunque dolorosa, el can a la perrera y los periquitos a buscarse el pan por los arrozales. Las plantas también lo tengo fácil, pero del resto, por desgracia no tengo “La Solución”. Con mi nomina de 880€ cuando ingrese en el paro no me van a dar ni 600€, siendo una gran desgracia para nuestra familia. Mi hipoteca, para un pisito de mierda con 2 habitaciones en un edificio viejo, sube por encima de los 400€. Los gastos de finca, luz, agua, ropa, escuela (con 2 niñas) y comida tendrán que salir de los 200€ restantes. Un poco complicado pero no imposible. Dejaremos de comprar y comer alimentos básicos para dedicarnos a los súper básicos, los que se pasan de fecha y que echan al contenedor. Pero lo grave de todo esto es que voy a tener que salir de mi país, dejar mi hogar, mi gente, mis amigos y mi pueblo para irme a trabajar en cualquier ciudad extranjera para poder subsistir como lo hicieron mis padres, 60 años atrás, junto a algún que otro millón de compañeros sin recursos, todo por culpa de 4 granujas que se han enriquecido, muy enriquecido, bloqueando la circulación del dinero. En aquellos años, recuerdo mi padre, allá por los años cincuenta, contarme que, si no habías luchado en el bando ganador, en Cullera, como en el resto de España, te morías igual pero de hambre, sin trabajo y sin dinero, hostigado y represaliado por el régimen fascista del paquito todo poderoso. Aunque la historia se repite, la situación es diferente. Como antes comentaba, morir de hambre hoy en día no es culpa de un régimen dictatorial, fascista y represivo que le interesaba un pueblo analfabeto, hambriento y siempre con el miedo en la piel, sino culpa de unos cuantos chorizos, avalados por nosotros en las urnas, legalmente, y que se están haciendo millonarios en euros, bloqueando así la riqueza española, sin dar oportunidades ni compartir dicha riqueza.(Me repito? No lo suficiente!) Los banqueros meten mano y vacían sus propios negocios avalados por políticos de alto nivel, dichos políticos, incluso los de bajo nivel, se llenan los bolsillos con total impunidad, los empresarios se vuelven avariciosos y quieren acceder a la riqueza fácil a costa de sus trabajadores, la policía cada vez más corrupta se saca las castañas del fuego, hasta las ONG ya no son de fiar capitaneadas por otros importantes políticos donde el reparto de ayudas y donaciones es fácil de entender, 80/20, entendiendo el 80% de ayudas y donaciones a la saca y el 20% del resto para la organización. Y en lo bajo del todo estamos nosotros pobres trabajadores ilusos, votando a partidos de derechas pensando que nos van a sacar de esta y darnos algo de trabajo. Mi padre decía “si un político de izquierdas saca partido de algún negocio y mete mano, el de derechas sacará 100 veces más”. Pero eso es otra historia. Volvamos al presente y a mi problema. Mis padres y mis suegros desgraciadamente ya fallecidos, poco nos pueden ayudar, mis amigos están casi en el mismo caso y mi director de banco dice que tampoco puede esperar a que las cosas vayan mejor y que tengo que pagar sino ya sabemos todos lo que me puede pasar, como algunos ya lo han sufrido. Os seguiré contando mi particular condena de ser un pobre y digno trabajador sin tener culpa de haber nacido en este país de mierda.(Lo digo, cabreado, pero no lo pienso, es el mejor país del mundo, mi país!) En Cullera este mes de Agosto estuvo haciendo mucho calor. Parece no haber sido un verano muy bueno en ambiente y turismo. Este gobierno que tenemos en nuestro pueblo, no creo que su prioridad sea favorecer el despegueayudar al prójimo mas desfavorecido. Hablando de nuestro querido alcalde, últimamente se le ve un poco más contento debido a haber conseguido su pequeño rescate. (Préstamo de cerca de 6 millones de euros que tardaremos más de 20 años en liquidar, para abonar facturas muy antiguas de proveedores amigotes que ya no pensaban cobrar). Almuerzos por aquí, comilonas por allá, siempre enseñando dientes y apretando manos, nuestro amigo Ernesto sigue con sus trece para hacerse enemigos. Después de alguna que otra denuncia en alguna que otra urbanización divulgada en prensa, esta vez estamos hablando del rebote que tuvieron algunos empresarios con la venta de los “top manta”. En Cullera, los negritos nos caen bien, son gente amable y servicial con pocos problemas de adaptación. Pero son muchos, demasiados. Dirigidos y mandados por una gran mafia internacional, seguramente desde sus países de origen, se dedicaban a vender música y películas piratas pero, debido a la proliferación de internet, ya no solían hacer negocio. Reestructurando un poco el negocio, las mafias se dedican ahora a hacerles vender camisetas, polos, bolsos, relojes, carteras y collares, casi todos imitando marcas muy conocidas. Como siempre en estas ocasiones, la culpa no la tienen ellos, amenazados por dichas mafias y a nivel policial habría que subir más escalones y detener a los cabecillas visibles en España. En la era de aterrizar en Marte, en la era del IPod, en la era de los satélites, esto no sea tan difícil, pero igual, a nivel de gobiernos, esto no interesa ya que todos chupan del bote. Nuestro señor alcalde se cierra en banda para no recibir a una delegación de empresarios de Cullera aunque solo sea para escucharles, aunque solo sea para contestarles que hace lo que puede y que los recortes en seguridad policial hacen que no tenga los suficientes recursos para abordar ese problema. Así de fácil, Sr. Sanjuán. Llámeme cuando pueda y para lo poco que le queda nómbreme asesor suyo. Supongo que no querrá acentuar su agonía y estará ansioso por dejarle su legado al siguiente pringado que sea elegido alcalde. Con un sueldo mileurista me conformo, de momento. Ya le aviso cuando vaya al paro. Hasta pronto.

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